

A pesar de los signos de recuperación, los efectos de la crisis económica en la PYME siguen siendo evidentes. Si bien el impacto positivo de las políticas de crecimiento y competitividad ha ayudado a contrarrestar los efectos perjudiciales del debilitamiento del consumo público y privado, la mejora sostenible del ecosistema de innovación para la PYME requiere de nuevas soluciones que promuevan las condiciones óptimas y oportunidades concretas para generar entornos colaborativos que favorezcan dicha innovación.
Las actividades de innovación tienden a concentrarse en empresas individuales y en determinadas regiones que ofrecen las competencias y las condiciones favorables. Al mismo tiempo, la innovación y la excelencia rara vez se logran de manera aislada, ya que las competencias se extienden a través de diferentes sectores, cadenas de valor y fronteras geográficas. Si bien las grandes empresas disponen en su mayoría de recursos para organizar y gestionar los procesos de innovación abierta, la PYME suele necesitar ayuda para vincularse de manera efectiva con nuevas cadenas de valor industriales.
Una cadena de valor industrial puede definirse como las etapas de creación de valor por las empresas y otras organizaciones como parte del proceso de diseño y entrega de bienes y servicios a sus usuarios. Tradicionalmente, las etapas de la cadena de valor se entendían principalmente como un proceso lineal de las actividades primarias internas de una empresa, desde la logística de entrada, las operaciones de fabricación, la logística de salida, la comercialización y las ventas, y el servicio posventa, complementado por actividades horizontales de apoyo como la financiera, la planificación, el desarrollo de recursos humanos, el desarrollo tecnológico y las adquisiciones y compras. Hoy en día, las empresas subcontratan cada vez más etapas o partes de la cadena de valor y adquieren insumos para obtener posiciones estratégicas dentro de las mismas a nivel global.
Por consiguiente, las cadenas de valor industriales se reconfiguran cada vez más como resultado de la colaboración intersectorial, la innovación y el espíritu empresarial. Como la innovación es probable que ocurra en las fronteras entre las diferentes industrias, la facilitación y aceleración de nuevas combinaciones a lo largo de las cadenas de valor representan una fuente de potencial innovador y crecimiento para las empresas involucradas, y en particular para la PYME.
Estas interacciones y vínculos entre cadenas de valor e industrias pueden conducir al desarrollo de industrias emergentes. Dado que las industrias emergentes se caracterizan a menudo por altas tasas de crecimiento y un mayor potencial de mercado, poseen la clave para la futura competitividad y prosperidad de la industria en general. Para fomentar su desarrollo, es necesario aprovechar mejor el potencial de innovación de la PYME, que debe recibir apoyo para generar, aprovechar y capitalizar mejor todas las formas de conocimiento, creatividad, artesanía e innovación y para ayudar a que sus tecnologías transversales, innovación de servicios y soluciones eco-innovadoras se conviertan en nuevas cadenas de valor industriales.
Por otra parte, la industria 4.0 será el futuro marco de creación de nuevos servicios y productos dentro de los diferentes sectores tecnológicos, y las cadenas de valor que se generen serán más colaborativas que nunca. El papel de la PYME en este ámbito resulta fundamental debido a su gran potencial de innovación. Con el fin de desarrollar cadenas de valor B2B (Business to Business) y B2C (Business to Consumer), el conocimiento disperso disponible en las industrias de alta tecnología debe combinarse con la capacidad de innovación de la PYME. Pero para conseguir este efecto, es necesario desarrollar nuevos modelos de negocio centrados en la sostenibilidad, la adaptabilidad, la personalización, la participación de los usuarios finales en las fases de diseño y desarrollo, la ubicuidad de la información y el conocimiento, y todos ellos sustentados en la PYME como eje vertebrador de la innovación.